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The voice of God/ La voz de Dios

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~The Voice of God~

During the Shang dynasty, which is said to be 3000 or 4000 years ago, there was already an organized society and civilization there.  This civilized society, which used the word of the gods to determine the course of government, grew to become a powerful force.

The will of the gods was transmitted as cracks in the bones of animals and the shells of turtles, and those who deciphered it one day carved and wrote down its contents, which was the beginning of Chinese writing.

The ideograms were the voice of the gods as they were.

Later, as times changed, the number of characters increased, their uses expanded and the tools used to write them changed.

However, even today in China, the awareness of the sacred power that resides in letters seems to flow deep into the hearts of the people.

The characters born in China are still indispensable to the Japanese.  They are no longer borrowed, but have become part of Japanese culture.  Originally, the Japanese developed their culture without writing for a long time, even though they had a language.  The beginning of exchange with China brought them into contact with writing.  Although this was an exchange, it was a relationship of learning an advanced civilization from China, and only the political elite dealt with writing, and all records were made in Chinese.  Buddhism was also brought from China, and even today the scriptures are translated into Chinese, showing the deep connection between writing and faith.

~Love of the nobility~

For the Japanese, however, writing is no longer the same as Chinese characters.

In the 11th century, the Japanese developed a desire to write down their own words in their own language, borrowing and adapting the sounds of Chinese characters, and gradually began to devise forms that led to the creation of Japanese characters (kana), which were no longer legible to the Chinese.

The writers were neither politicians nor religious figures.  They were aristocrats.  The writing was therefore not a tool for recording, but was linked to the larger element of ‘play’.  For them, cultural culture and good taste were the greatest values for expressing themselves.

For the aristocrats of the time, with their free and unrestrained sense of romance, the most important concern was how skillfully to convey their love for each other.  Despite this, it was a time when men and women were not allowed to communicate freely in public. Men and women conveyed their feelings by entrusting their thoughts to a 31-syllable song.  What kind of paper to write on and what kind of letters/ characters to write became very important for self-expression. In this way, the Japanese developed the design and quality of paper and studied styles of writing that were easy to write and yet beautiful.  The Tale of Genji, the world’s oldest love story novel, was born in this period, and what struck me about it was the frequent scenes in which the protagonist imagines the writer’s personality from the hand writings in her love letters.  Perhaps it was then that I became strongly aware of the power of the written word.  At one point in the aftermath of the story, I immersed myself in the practice of the characters of that period.

The bearers of letters spread from aristocrats to warriors to townspeople.  The brushes became a daily commodity, but they were replaced by pens and computers.  They are no longer part of daily life. The shape of the characters also changed.

~From the past to the future~

The 21st century.

What meaning will letters/ characters have in my life?

What possibilities do they hold for the future?

In addition to the close cultures of China and Japan, Western culture came in like a flood after the world war.

I was brought up in an era of Western glorification, which was brought about by the defeat of the war.  It was a time when the Japanese people as a whole had lost their axis of ‘Japneseness’.  It was a time when there was something demeaning about Japanese culture.  Today, however, such a spell has faded away.

But even if we regain our composure, we are now in a time of chaos, when the frameworks of every scene in the world are changing, and all of contemporary humanity is in a blurring of lines, freedom of choice, and almost drowning in the waves of change.

Art is no exception.

It appears to be a time of no materials, no themes, no obligations, no taboos.

Chaos will appear in my work.  I may dare to give myself over to it.  Because I believe that chaos can swallow many people but also be a great energy.

At the same time, having studied in writing, I want to remember the piety of writing with ink.

When I look at the inked letters on a 2000-year-old Mokkan (narrow, long pieces of wood strung together that were used to write on in ancient times), I sometimes lose track of time because they are so fresh as if they had just been written.  If i write letters in traditional black ink, someone 2000 years from now may see them as they are.  I would like to hold on to such thoughts.

 

ES

~La Voz de Dios~

Durante la dinastía Shang, hace unos 3000 o 4000 años, ya existía una sociedad organizada y una civilización.  Esta sociedad civilizada, que utilizaba la palabra de los dioses para determinar el curso del gobierno, creció hasta convertirse en una fuerza poderosa.

La voluntad de los dioses se transmitía en forma de grietas en los huesos de los animales y los caparazones de las tortugas, y quienes la descifraron un día tallaron y escribieron su contenido, lo que supuso el inicio de la escritura china.

Los ideogramas eran la voz de los dioses tal como eran.

Más tarde, con el cambio de los tiempos, aumentó el número de caracteres, se ampliaron sus usos y cambiaron las herramientas utilizadas para escribirlos.

Sin embargo, aún hoy en China, la conciencia del poder sagrado que reside en las letras parece fluir profundamente en el corazón de la gente.

Los caracteres nacidos en China siguen siendo indispensables para los japoneses.  Ya no son prestados, sino que han pasado a formar parte de la cultura japonesa.  Originalmente, los japoneses desarrollaron su cultura sin escritura durante mucho tiempo, aunque tenían una lengua.  El inicio del intercambio con China les puso en contacto con la escritura.  Aunque se trataba de un intercambio, era una relación de aprendizaje de una civilización avanzada de China, y sólo la élite política se ocupaba de la escritura, y todos los registros se hacían en chino.

El budismo también se trajo de China, y aún hoy las escrituras se traducen al chino, lo que demuestra la profunda conexión entre escritura y fe.

~Amor de la nobleza~

Para los japoneses, sin embargo, la escritura ya no es lo mismo que los caracteres chinos.

En el siglo XI, los japoneses desarrollaron el deseo de escribir sus propias palabras en su propio idioma, tomando prestados y adaptando los sonidos de los caracteres chinos, y poco a poco empezaron a idear formas que desembocaron en la creación de los caracteres japoneses (kana), que ya no eran legibles para los chinos.

Los escritores no eran políticos ni religiosos.  Eran aristócratas.  Por tanto, la escritura no era un instrumento de registro, sino que estaba vinculada al elemento más amplio del “juego”.  Para ellos, la cultura y el buen gusto eran los mayores valores para expresarse.

Para los aristócratas de la época, con su sentido libre y desenfrenado del romanticismo, la preocupación más importante era cómo transmitir hábilmente su amor mutuo.

A pesar de ello, era una época en la que hombres y mujeres no podían comunicarse libremente en público. Hombres y mujeres transmitían sus sentimientos confiando sus pensamientos a una canción de 31 sílabas.  El tipo de papel en el que escribir y el tipo de letras/caracteres se convirtieron en elementos muy importantes para la autoexpresión. Así, los japoneses desarrollaron el diseño y la calidad del papel y estudiaron estilos de escritura que fueran fáciles de escribir y a la vez bellos.

La Historia de Genji, la novela de amor más antigua del mundo, nació en este periodo, y lo que más me llamó la atención de ella fueron las frecuentes escenas en las que el protagonista imagina la personalidad de la escritora a partir de lo escrito a mano en sus cartas de amor.  Quizá fue entonces cuando tomé conciencia del poder de la palabra escrita.  En un momento de la historia, me sumergí en la práctica de los personajes de la época.

Los portadores de cartas pasaron de aristócratas a guerreros y a gente del pueblo.  Los pinceles se convirtieron en un bien cotidiano, pero fueron sustituidos por bolígrafos y ordenadores.  Ya no forman parte de la vida cotidiana. La forma de los caracteres también cambió.

~Del pasado al futuro~

El siglo XXI.

¿Qué significado tendrán las letras/los caracteres en mi vida?

¿Qué posibilidades encierran para el futuro?

Además de las culturas cercanas de China y Japón, la cultura occidental llegó como una avalancha después de la guerra mundial.

Crecí en una época de glorificación de Occidente, propiciada por la derrota de la guerra.  Era una época en la que el pueblo japonés en su conjunto había perdido su eje de “japonesidad”.  Era una época en la que había algo denigrante en la cultura japonesa.  Hoy, sin embargo, tal hechizo se ha desvanecido.

Pero incluso si recuperamos la compostura, nos encontramos en una época de caos, en la que los marcos de todas las escenas del mundo están cambiando, y toda la humanidad contemporánea se encuentra en una confusión de líneas, libertad de elección y casi ahogándose en las olas del cambio.

El arte no es una excepción.

Parece ser una época sin materiales, sin temas, sin obligaciones, sin tabúes.

El caos aparecerá en mi obra.  Puede que me atreva a entregarme a él.  Porque creo que el caos puede tragarse a mucha gente, pero también ser una gran energía.

 

Al mismo tiempo, habiendo estudiado en la escritura, quiero recordar la piedad de escribir con tinta.

Cuando miro las letras entintadas en un Mokkan de 2000 años de antigüedad (piezas estrechas y largas de madera ensartadas que se utilizaban para escribir en la antigüedad), a veces pierdo la noción del tiempo porque están tan frescas como si acabaran de escribirse.  Si escribo las cartas con la tinta negra tradicional, alguien dentro de 2000 años podría verlas tal cual.  Me gustaría aferrarme a esos pensamientos.

 

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